En esta entrevista te presentamos a Paloma Correa, fundadora de Mushi y Valentina L’Huillier, las mentes creativas detrás de “El Baile de Les Biches”, la primera colección de Mushi.
Paloma, artista multidisciplinar uruguaya radicada en Barcelona, ha explorado múltiples facetas del arte, desde la ilustración y escultura hasta experiencias inmersivas. Creadora del dibujo animado/universo “El baile de les biches”, colaboradora de marcas como Marc Jacobs y GTA Rockstar Game, Paloma centra su obra en temas de igualdad, salud mental y autoexpresión, desafiando las fronteras entre arte y vida. Con Mushi, su proyecto más reciente, busca transformar la joyería en arte portátil.
Por su parte, Valentina L’Huillier, orfebre chilena con una destacada trayectoria internacional, aporta un toque experimental a esta colaboración. Su enfoque en técnicas de distorsión y el uso de piedras preciosas dotan a cada pieza de un carácter único y orgánico, haciendo de “El Baile de Les Biches” una colección que celebra la autenticidad y el arte en su estado más puro.
¿Cómo nació mushi y que representa para ti? ¿ te identificas con alguno de sus personajes? o ¿ con cual de sus personales te sientes representada
Mushi no nace como tal a partir del nombre… primero surgió la idea de que tenía muchas ganas de hacer arte en un nuevo material, y pensé: ¿por qué no? Siempre estoy explorando o terminando proyectos en materiales nuevos; podemos llamarlo disciplinas, o simplemente decir que soy multitask.
La idea de Mushi sigue la misma línea de mi arte, en la que he estado trabajando por más de 10 años, tanto como persona como artista. No es solo llevar una joya, sino portar una obra de arte, algo que puedes usar en cualquier evento, en cualquier lugar.
Mushi significa “Biche”, lo cual conecta perfectamente con mi proyecto de animación, que es otra cosa aparte y se llama “El Baile de les Biches”.
Si me identifico con algún personaje, sería Gusanito. Es un gusano con muchos brazos, y definitivamente si fuera uno, sería él. Hago tantas cosas, tengo tantas ramas en el arte, que a veces siento que necesito más manos.
Nos has mencionado a” el baile de les biches” en esta primera colección de Mushi y que aborda temas como la fluidez de género y la salud mental. ¿Qué te llevó a explorar estos conceptos en tus creaciones?
Decidí unir la primera colección con El Baile de les Biches para conectar mis artes, pero también porque tenía muchas ganas de ver a les biches en oro y plata con piedras. Muchas veces, la gente ve tu arte y, como es colorido y fuera de lo común, no les encaja mucho con lo que piensan que es elegante. Quería demostrar que en realidad se puede portar arte contemporáneo, ilustraciones, y aun así ser súper elegante. Al final del día, no es que me importe mucho si les gusta o no, porque el arte le llega a unas personas y a otras no, pero quería sacarme esa duda personal de si portar ilustraciones puede ser algo muy artístico y distinguido.
El Baile de les Biches lo creé después de haber pasado por situaciones muy difíciles en mi vida. Creo que todos tenemos nuestros problemas, pero tanto mi familia como yo hemos atravesado momentos muy duros, y aquí seguimos. A otras personas, en cambio, les han arrebatado la oportunidad de seguir viviendo. El Baile de les Biches es una obra muy personal, creada con la idea de usar el arte como medio de enseñanza, pero sin violencia, sin etiquetas. Simplemente mostrando, haciendo, no diciendo. A través del arte, enseño qué deberíamos hacer, cómo, cuándo, dónde. Hablo sobre la salud mental, que es algo fundamental en nuestro día a día. Es esencial para que puedas avanzar, para que hagas o dejes de hacer lo que sientas que es correcto.
En mi experiencia, ni en la escuela ni en el liceo me hablaron nunca de salud mental. Solo cuando fui al psicólogo me di cuenta de lo que me pasaba, pero pienso que hay que educar sobre esto desde casa, en la rutina diaria. Y esa educación no debería ser violenta. Al final del día, todos somos humanos, tenemos sentimientos, emociones. Todos pasamos por cosas, sin importar de dónde venimos, quiénes somos o lo que sea. En El Baile de les Biches también trato temas como el género, ya que los personajes no tienen géneros definidos. Somos quienes queremos ser, amamos a quienes queremos, y de la manera que queremos.
Has mencionado que para ti no hay límites en el arte. ¿Cómo te desafiás a ti misma en términos de materiales y técnicas?
Sí, no hay límites en el arte porque no hay límites en la mente. Todos los seres humanos tenemos la capacidad de crear, pensar, hacer y decidir sin restricciones. Generamos miles de pensamientos e ideas cada día, algunos más abstractos, otros más concretos, pero siempre estamos en constante movimiento. ¿Cómo podría limitarme a hacer un solo tipo de arte cuando hay tanto por explorar? Todos somos ignorantes en algo, y siempre hay más por conocer, por hacer, por observar. Cuando surge la duda, la enfrento y la materializo, como lo he hecho poco a poco y como sigo haciéndolo hoy en día. Cada día me permito explorar más.
Me encantan los desafíos, y por eso siempre busco enfrentarlos. Ya sea dirigiendo un cortometraje, un largometraje, trabajando con fotografía analógica en formato 120 o 35mm, dirigiendo un videoclip, creando la dirección creativa para un festival o una gira, diseñando arte para un álbum o vinilo, esculpiendo o pintando. También disfruto enseñar y aprender, porque siempre hay algo nuevo que descubrir, y lo más importante es que con cada proyecto aprendes más sobre ti mismo.
¿Qué significa para ti la fusión entre el arte y la moda en Mushi? ¿Cómo logras que cada pieza sea una obra de arte única?
Al igual que Yves Mathieu Saint Laurent llevó la moda al arte, yo quiero hacer lo mismo pero en ambos sentidos, mezclando y rompiendo las fronteras entre ambos mundos. En Mushi, las joyas no son solo adornos; son cuadros, esculturas, incluso personajes animados. Cada pieza tiene un concepto profundo y un significado que va mucho más allá de ser simplemente un objeto con una piedra vinculada a los chakras o a tu fecha de nacimiento.
Las joyas cuentan una historia, llevan un personaje, un universo propio, y un pedacito de mí. Quizás te identificas con eso. Cada una es una obra de arte, única e irrepetible. No hay más que las que existen, al igual que mis cuadros. Esto les da un valor especial, un sentido de exclusividad. En cada colección puede haber 3, 5 piezas, o incluso solo 1 o 2 de un mismo diseño, pero nunca más que eso.
El proceso artesanal es clave en Mushi. ¿Qué papel juega Valentina L’Huillier en esta colaboración, cómo aporta a la visión de la marca?
Valentina L’Huillier jugó un papel fundamental en hacer realidad los diseños que tenía en mente. Dibujé los diseños de Les Biches en casa junto a ella, y todo el proceso nació desde la duda, la incertidumbre de si sería posible convertir estas ideas en joyas. Valentina me dijo inmediatamente: “¡Sí, hagámoslo!”, y juntas lo hicimos realidad.
En esta primera colección de Mushi, estoy muy contenta de que Valentina haya sido la encargada de darle vida a las piezas y de haber dirigido la producción en Chile. Ella se enfocó en que cada pieza cobrara vida, aunque al principio pensamos que sería un proyecto de corto plazo, finalmente tomó varios meses más de lo previsto. Fue un aprendizaje para ambas, comprendiendo el tiempo, el costo y la complejidad de cada pieza.
Valentina añade su característico toque de distorsión a cada diseño, como lo hace en su propia marca. Su estilo, que no busca la perfección ni el acabado completamente liso, sino que juega con esos volúmenes amorfos y orgánicos, con subidas y bajadas, es algo que me fascina. Lograr esa combinación fue un verdadero placer.
Por eso, cada pieza tiene un proceso de creación único, lo que las hace completamente únicas. Además, solo producimos la cantidad exacta que vendemos de cada una, porque son obras de arte que se usan como joyas, no simples accesorios.
¿Cuál ha sido la respuesta hasta ahora con el lanzamiento de Mushi? ¿Cómo ha sentido el recibimiento y apoyo en el lanzamiento de tu primera colección?
El lanzamiento de las joyas se llevó a cabo el pasado 12 de octubre. Con Vale, hicimos un evento en mi estudio y vinieron bastantes seres creativos, familia y amigues. Algunas piezas también se vendieron durante el evento, lo cual nos ha dejado muy contentas.
A todes les encantaban los diseños. Desde hace tiempo tenía las joyas listas porque la idea de crear estos diseños surgió hace un año en conversación con Valentina. Mientras iban llegando las primeras piezas, mis amigues las veían y estaban en plan: “¡QUIERO LAS MÍAS!” Estoy muy feliz y agradecida por la forma en que han sido recibidas.
¿Podemos esperar nuevas colecciones de Mushi pronto? ¿Qué nos puedes adelantar sobre las direcciones creativas que estás explorando?
¡Sí! Una vez se hayan vendido la mayoría de las piezas de esta colección, ya que son limitadas, lanzaré una nueva colección inspirada en el mundo acuático, específicamente en los arrecifes. Esta vez estoy creando cada pieza con mis propias manos. Ya llevo seis piezas en proceso, y a medida que las termine, veré hacia dónde fluye la dirección creativa, pero sin duda seguirá vinculada al agua, las plantas y toda esa vida marina que tanto me inspira.
Entre enero y septiembre, pinté un lienzo de 1,5 x 1,5 metros en acrílico, lleno de personajes nuevos, plantas, anémonas, corales, algas y más. Esta pintura me ha servido como punto de partida para dejarme fluir en esta colección, y me encanta cómo va tomando forma. Creo que con cada nueva colección iré mostrando más de mis pinturas y esculturas, porque al final, las joyas son esculturas que puedes llevar contigo a cualquier parte.
Para mantenerte al tanto sobre todas las novedades de este original proyecto, síguelo en @mushi.jewels.